La inclusión activa, la economía social y el fomento de mercados laborales inclusivos son los principios básicos de lo que se conoce como POISES, el Programa Operativo de Inclusión Social y de la Economía Social que el Fondo Social Europeo aprobó en 2015 y cuya ejecución finaliza este año. Pero, ¿se han conseguido los objetivos marcados? La actual crisis Covid-19 puede que lo esté dificultando.
El Programa POISES tiene una serie de ejes que lo estructuran y unos objetivos que cumplir. Personalmente, creo que el autoempleo puede ser la alternativa que mejor haga cumplir uno de estos principios. En concreto el 3.2., que dice así:
“Aumentar la integración socio-laboral de las personas migrantes o pertenecientes a colectivos de riesgo de exclusión, a través de actuaciones que fomenten la diversidad y la igualdad de trato y la lucha contra todo tipo de discriminación”.
Sin embargo, también creo que podría ser también el peor enemigo. Paso a explicar el por qué.
Trabajar por cuenta propia te permite sentirte más libre.
Uno de los sentimientos que más anhelan las personas emprendedoras, en especial las de origen extranjero y en su mayoría mujeres, es la sensación de imponer sus propios criterios de venta, su libertad horaria con el fin de conciliar y/o sus gustos estéticos, los cuales suelen ser demandados por personas afines a ellas/os. Trabajar por cuenta propia les permite sentirse más libres y aunque su esclavitud sigue siendo la económica no lo es tanto la psicológica.
Esta forma de inclusión laboral es emocionalmente menos precaria (conceptualmente hablando) que la entrada en empresas con estructuras verticales, donde las oportunidades suelen surgir en la base del organigrama.
Lamentablemente y como decía antes, existe la parte negativa y es que en cualquier crisis económica, las pequeñas y medianas empresas son las primeras afectadas. La inseguridad en cuanto a la obtención de ingresos, el posible sobrendeudamiento y el estar al frente del muro de contención de cualquier crisis hacen del autoempleo una opción laboral más arriesgada que el trabajo por cuenta ajena.
Y esto es lo que ha hecho visible la Covid-19. Esta crisis pandémica, social, económica, sanitaria, política, etc. donde precisamente el pequeño negocio de colectivos en riesgo y/o exclusión social (con estructuras de liquidez más precarias) ha sido el primero en ponerse a la cola de las ayudas sociales.
No sé si las personas que han cerrado sus negocios reconsiderarán emprender de nuevo o aquellas que estaban pensando en lanzarse desde cero llegarán a hacerlo. Personalmente creo que es una buena opción. Pensemos que es como estar apuntado/a en el gimnasio: puedes elegir si ir o no, pero siempre va a estar abierto.
Javier Camin,
Responsable del Programa de Autoempleo Avanza de la Fundación Nantik Lum.
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