Un emprendimiento social es aquel que, además de buscar una rentabilidad económica, busca un impacto positivo en la sociedad. Hoy, 20 de febrero, día de la justicia social, reflexionamos sobre si este modelo de negocio puede suponer un gran avance en esta dirección.
La búsqueda de la justicia social a través del emprendimiento social.
Desde las entidades financieras y los grandes fondos de inversión hasta los pequeños ayuntamientos y las entidades sociales todos nos hemos apuntado a esta tendencia que viene creciendo desde hace varias décadas y que según auguran muchos/as, se convertirá en un hecho muy relevante en los próximos años, algo que en principio supondría la reducción o erradicación de algunos de los problemas que vivimos los seres humanos y las sociedades actuales.
Sin embargo, las cifras reales aún son muy pequeñas y cuesta creer que sin el compromiso real de corporaciones y gobiernos podamos conseguir que estas empresas adquieran el tamaño suficiente para conseguir una transformación real de la sociedad.
Hoy 20 de febrero, día mundial de la justicia social, queremos poner el foco en abordar los desafíos sociales a los que nos enfrentamos, y que no dejan de crecer. Hablamos de igualdad de oportunidades, acceso a recursos básicos como la educación, la atención médica, el empleo digno, la vivienda o la protección social como algunas de las claves en las que podemos concretar la justicia social o más bien la falta de ella.
¿El emprendimiento social es una solución?
El emprendimiento social entendido en un sentido amplio pretende resolver estos problemas de una manera diferente, incorporando componentes de innovación como la tecnología o la cooperación abierta, pero necesita de compromiso y apoyo de todos/as nosotros/as. Consumidores/as, inversores/as, empleados/as y empresas, organismos públicos y entidades sociales debemos aceptar que para que los cambios se produzcan tenemos que cambiar también nosotros/as. ¿Estamos preparados/as para ese cambio que proclamamos? ¿A ir andando en lugar de en coche? ¿A comprar productos más caros porque atienden una necesidad social? ¿A cambiar nuestro “status quo” que tanto nos ha constado conseguir?
Según el informe de la consultora Transcendent en 2024 la gestión de los aspectos sociales y medioambientales tomará cada vez más relevancia en las empresas y junto con la nueva regulación europea en la lucha contra el greenwashing y el socialwashing, veremos objetivos más concretos y medibles, y no tan etéreos como los que venían proyectando las grandes corporaciones. La necesidad de incorporar estos objetivos medioambientales y sociales en el negocio de una manera concreta va a favorecer enormemente la creación y desarrollo de estas empresas sociales y esperemos que revierta de manera casi inmediata en la mejora de las condiciones de vida de las personas.
Desde luego serán las grandes empresas las que tendrán que liderar por convicción o por obligación este cambio apoyado eso sí por gobiernos, organizaciones internacionales, instituciones financieras y fundaciones que están brindando un mayor apoyo al emprendimiento social a través de programas de financiación, incentivos fiscales, incubadoras de negocios y políticas que fomentan la innovación social. Este respaldo institucional va a ser clave en el crecimiento del emprendimiento social, atrayendo a más emprendedores/as y recursos hacia este campo.
Tampoco hay que olvidar el papel de los/as consumidores/as, más allá de la regulación y de la conciencia o el interés de los consejos de administración, tenemos que ser los/as usuarios/as los/as que a través de un consumo responsable y la elección de empresas socialmente comprometidas impongamos el cambio. Para ello es necesario no solo más transparencia en envases, publicidad, etc sino contar con análisis serios y fundados sobre el impacto social de las políticas de las empresas. Quizá iniciativas como el “pasaporte de producto digital” puedan ayudarnos en este proceso de discernimiento.
Por último, tenemos que hablar de la inversión de impacto, como motor de este cambio imparable y a través de la cual esperemos que las empresas sociales encuentren ese combustible que les permita desarrollar sus modelos y hacerlos escalables para que el impacto sea relevante.
El emprendimiento social y la inversión de impacto, los ODS y los criterios ESG son como una bola de nieve gigante, que se mueve apisonando antiguos modelos de producción cuyo único propósito fuera el beneficio económico y la satisfacción de unos/as accionistas centrados en la rentabilidad, para dar paso a modelos de producción donde son las personas y su bienestar los factores del éxito. Sin embargo ya sabemos que esta presión no se siente igual en todas las parte del mundo y esperemos que Europa sea en esta ocasión no solo promotora del cambio sino que el impacto de estas políticas puedan servir de ejemplo y modelo para otras regiones.
¿Quieres conocer de primera mano un ejemplo exitoso de emprendimiento social?
Te dejamos esta entrevista que le hicimos a Gloria Gubianas, CEO de Hemper, una empresa sostenible del sector textil.
Si quieres profundizar sobre el concepto de emprendimiento social, registrare en este mini módulo gratuito y descubre si tu proyecto encaja en este modelo.
Y si tienes cualquier duda, escríbenos a pem@nantiklum.org y nuestro equipo de técnicos/as estará a tu disposición para resolverla.